Al hablar con tu hijo, empiece con darse cuenta que usted es quien conoce mejor al niño. Su hijo depende de ti para recibir información útil, precisa y verdadera. Tu hijo aprenderá mucho del tono de tu voz y de la expresión de tu cara, así que mantén la calma cuando hables con tu hijo. Esfuérzate por tener ternura, franqueza y honestidad para que tu niño confíe en ti.
Las sugerencias relacionadas con la edad que se indican más abajo pueden ser útiles, conforme trabajes con el equipo de médicos para que tu hijo sepa qué esperar durante el tratamiento, para que salga adelante bien en los procedimientos y sienta el apoyo.
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Si tu hijo tiene menos de un año de edad: Conforta a tu bebé tomándole y tocándole suavemente. El contacto de tu piel con la del bebé es ideal. Lleva artículos que le son familiares, como juguetes o una manta. Habla o canta a tu niño, pues el sonido de tu voz le tranquiliza. Tanto como sea posible, trata de mantener la rutina para alimentarle y para acostarle.
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Si tu hijo tiene de uno a dos años de edad: Niños muy pequeños entienden las cosas que pueden ver y tocar. Los niños que empiezan a andar le gustan jugar, por lo que busca formas para dejarle jugar sin peligro a lastimarse. Los hijos que empiezan a andar le gusta también elegir, así que deja al niño elegir una etiqueta o un sabor de medicina cuando sea posible. Prepara a tu hijo con anticipación si algo le causará dolor. Si no lo haces, puede causar que tu niño se vuelva temeroso y ansioso.
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Si tu hijo tiene de 3 a 5 años de edad: Para ayudar a tu niño a que entienda mejor su tratamiento, pregunta al doctor si el niño puede tocar los modelos, los aparatos o suministros (tubos, vendajes o vías) con anterioridad. Si un procedimiento duele, prepara a tu hijo antes. Puedes ayudar a que se distraiga el niño leyendo un cuento o dándole un animalito de peluche para que lo tenga.
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Si tu hijo tiene de 6 a 12 años de edad: Los niños en edad escolar entienden que las medicinas y el tratamiento ayudan para que se mejoren. Pueden cooperar con el tratamiento pero quieren saber qué les espera. Los niños de esta edad con frecuencia tienen muchas preguntas; por lo tanto, prepárate para contestarlas o para encontrar las respuestas juntos. Las relaciones son importantes, por lo que debes ayudar a que tu niño se mantenga en contacto con amigos y familia.
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Si tu hijo es adolescente: Los adolescentes se encierran con frecuencia en la forma como el cáncer cambia sus vidas, sus amistades, su apariencia y sus actividades. Pueden tener miedo y estar enojados de la manera como el cáncer les ha aislado de sus amigos. Busca formas para ayudarle a mantenerse en contacto con sus amigos. Concédele el espacio y la libertad que tenía antes del tratamiento e inclúyele en las decisiones de tratamiento.